martes, 12 de mayo de 2015

Valoración de la organización de la clase a través de grupos interactivos

   Inmaculada Sánchez del Río, profesora de Matemáticas en nuestro centro que durante este curso ha usado grupos interactivos cada semana con 2º de E.S.O., nos ofrece su valoración acerca de esta forma de organizar la clase:

   "Cuando escuché a nuestra jefa del Departamento de Formación, Evaluación e Innovación, hablar de Comunidades de Aprendizaje y Grupos interactivos, pensé que era una idea muy buena para hacer trabajar a los chicos, ya que, se fomenta el trabajo en grupo, base del que luego desarrollarán cuando sean adultos, y se pueden trabajar contenidos que individualmente no se pueden trabajar. Pero, incluso antes de ver lo positivo, confieso que pensé los problemas que, la puesta en práctica de esta nueva metodología, conllevarían: 1º ¿quién va a querer venir como voluntario, sin más intención que ayudar? ¿habrá personas dispuestas a esto? 2º ¿qué profesor va a dejar que otros adultos entren en sus aulas, y precisamente a “esos” grupos a los que va orientada esta metodología? ¿supondrá una “carga de trabajo extra”? y 3º ¿se tomarán los alumnos en serio trabajar de esta forma? o ¿será un nuevo motivo para la distracción y la pérdida de tiempo?


   Como las cosas hay que experimentarlas para poder formarte una opinión, y animada por otras compañeras, me convencí en probar. Debemos ser conscientes que la enseñanza no está siendo todo lo productiva que el profesorado quisiéramos. En particular, los profesores de Matemáticas siempre estamos comentando que nuestros alumnos cada vez saben menos. Por eso es imprescindible probar nuevas metodologías. 

   En los dos cursos que llevo trabajando con grupos interactivos, debo reconocer que la balanza se inclina por el lado positivo. 

   Algunas de mis apreciaciones son:

  • Los voluntarios, a veces bastantes, ayudan siempre desde el respeto, el tesón y la paciencia. Su papel es decisivo para la buena puesta en práctica de esta metodología. Aunque, en principio, ellos no deben ayudar en la tarea encomendada, he comprobado que si los voluntarios comprenden y saben en que se va a trabajar, el grupo se orienta antes y aprovecha más el tiempo. Si bien es cierto, que su labor debería ser arbitrar para que todos los componentes del grupo trabajen, es inevitable que se impliquen con los alumnos e intenten resolver cuestiones, de toda índole, que puedan aparecer.
  • Los alumnos trabajan, a veces bien, otras no tan bien. Pero aprenden cosas tan importantes como: organizarse el tiempo y el trabajo, compartir y transmitir conocimientos, respetar a los compañeros, ser críticos con los demás y aceptar los fallos que los demás les atribuyan. Además, he observado que, con los juegos y actividades que realizamos en los grupos, los alumnos, en general son disciplinados y respetan las normas mejor que cuando les son impuestas en clase sin más.
  • Las actividades con grupos interactivos son especialmente convenientes y fructíferas cuando se desarrollan en las últimas horas del día. Los alumnos están más cansados y hace falta motivarlos con metodología diferentes. En mi caso, los viernes a última hora, una materia como Taller de Matemáticas, parecía muy claro que tendría que intentar extra-motivar a mis alumnos de alguna forma. Y creo que esta, ha sido la mejor forma.
  • Algunas de las sesiones han resultado agotadoras para mí, sobre todo si la actividad a realizar no ha sido del nivel correcto de comprensión del alumnado. Ir grupo por grupo, explicando a unos alumnos “enfadados” porque no saben por donde empezar, resulta decepcionante. Por eso, es importantísimo que las actividades o juegos a desarrollar tengan unas normas muy claras, sencillas, cortas y sobre todo, adecuadas a su nivel curricular.
  • Es muy gratificante, como profesora, cuando compruebas que los alumnos, además de divertirse y pasar un rato agradable, han aprendido, deducido y asimilado conceptos, sin hacer una explicación tradicional, en la pizarra.
  • He comprobado, que conocer al curso a la hora de agrupar, es imprescindible. No solo conocer su nivel curricular, si no su forma de ser y pensar, y hasta su estado anímico. Porque, aunque los grupos deben ser heterogéneos, y por eso es conveniente que estos los haga el profesor, a veces trabajan mejor si estos se realizan por consenso entre los alumnos. En alguna ocasión ha ocurrido que dos alumno/as forzados a trabajar juntos han hecho que el grupo no funcione, es por ello que hay que estar atentos al estado de ánimo de “ciertos alumnos/as”, y “maniobrar” en consecuencia.
   En resumen, la experiencia de trabajar con grupos interactivos pienso que enriquece a todos los agentes implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestros alumnos: ellos mismos, en primera persona, los profesores, los padres o madres, y en general, la sociedad que queda representada por los voluntarios."

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